No saber dónde hemos puesto las llaves, meter el móvil en el neceser en vez de en el bolso, llamar a una persona con otro nombre que no es el suyo, olvidar una cita…etc. ¿Quién no ha tenido alguna vez este tipo de despistes? Lo normal es que los suframos de vez en cuando, algunas personas más que otras, y con diferentes reacciones.

Fundamentalmente, se puede reaccionar de dos maneras:

  •  Algunas personas se ponen nerviosas y se agobian ante un despiste o equivocación. Esto produce un bloqueo y suele ser en personas muy rígidas y controladoras. No aceptan lo que les ocurre y se critican muy duramente.
  • Otras, sin embargo, incorporan este rasgo como algo natural que conforma parte de su personalidad. No se agobian y muestran una tranquilidad cuando fallan u olvidan algo, ya que se detienen a pensar  y utilizan la reflexión para investigar qué les puede estar pasando.

Una persona depende de una serie de características para ser más o menos despistada. El principal factor es que, al no hacer lo que teníamos pensado, realizamos otra cosa que proviene de nuestro inconsciente, donde existen multitud de deseos e impulsos que intentan salir mediante estos despistes y escapar de nuestro control. Nos distraemos porque tenemos una avalancha de demandas externas que no dejan que escuchemos lo que nuestro psiquismo quiere decirnos, y por ello actuamos más allá de nuestra voluntad, más allá de lo que dominamos.estres-despistes

Los indicadores psicológicos que aumentan de manera considerable los descuidos y distracciones son el cansancio extremo y el estrés. Cuando nos sobrecargamos de tareas a las que debemos atender, nuestro inconsciente se bloquea por la invasión de los mismos, y se defiende enviando mensajes y señales, en forma de distracciones, una manera clara de mostrarnos que no nos estamos cuidando de una manera óptima.

Con mucha frecuencia criticamos duramente estas actuaciones, ya que si reconocemos que nos podemos equivocar, estamos rompiendo con la creencia de que controlamos todo lo que hacemos. Sin embargo, aceptar que estos sucesos ocurren es un indicador de que nos aceptamos tal y como somos y nos conocemos a nosotros mismos.

Conocer nuestro mundo interno nos ayuda a enfrentarnos a los retos, a reconocer y aceptar nuestras limitaciones y a identificar aspectos y situaciones en las que hay algo que no estamos haciendo correctamente. Los despistes nos avisan de que algo no marcha bien, de que hemos pasado cuestiones por alto que deben ser escuchadas y que tenemos que tomarnos la vida con más calma.

Para los despistes, existen algunas claves:

  • Cuando negamos algo que no queremos conocer es porque tenemos miedo de identificar aquello que no dominamos. Esto suele ocurrir en personas rígidas y controladoras.
  • Muchas veces debemos darnos una tregua, y tiempo para explorar cómo nos sentimos. Fatigarse emocionalmente es agotador, por lo que es necesaria una reflexión que nos ayude a desintoxicarnos y ver las cosas con mayor claridad.
  • El nivel de exigencia conviene revisarlo, es probable que en ocasiones sea demasiado alto.
  • Realizar muchas tareas a la vez, lo único que provoca es más tensión, es mejor repartirlas.
  • La acumulación de despistes nos avisa de que estamos viviendo con un alto nivel de estrés, es posible estar cansado y no habernos percatado de ello.

Con todo lo comentado anteriormente, os invitamos a prestar más atención a lo que os quieren decir vuestros despistes, ya que ellos parecen tener una información novedosa y útil para nuestras vidas y nuestra salud.

Fuente: María Gómez Murillo