Hoy me gustaría hablaros de esos niños que viven sus emociones de una manera muy intensa, lo que les hace recibir frases por parte de los adultos del tipo “es un niño muy teatrero”, “de todo hace un drama”, “parece que le va la vida en ello”, etc.

nino-dramaEstos niños, gracias a su “teatralidad” o precisamente a su manera de vivir las emociones, suelen ser a la vez muy creativos, teniendo dones para las artes plásticas, la música o la escritura, por ejemplo. Gracias a estos dones, muchos de ellos consiguen sentir bienestar.

Estos niños suelen sentir miedo al dolor que produce que los demás les puedan rechazar o a que no le quieran, por ello, a veces tienden a rechazar primero, lo que les dificulta la posibilidad de establecer relaciones íntimas y cercanas. Tienen miedo a sentir dolor pero por otro lado están deseando sentirse queridos y especiales.

Son niños empáticos, capaces de sentir el malestar del otro pero con mucho miedo a la intimidad, por ello pueden huir si sienten que alguien les pide más de lo que ellos creen que pueden dar.

Es como si sintieran que hay algo malo o equivocado en ellos ya que no consiguen conectar con sus padres, sus padres no han sido capaces (por las circunstancias que fueran) de hacerles de reflejo, de reflejarles sus necesidades emocionales y/o físicas y de acompañarles en éstas.

¿Qué podemos hacer los adultos ante estos niños? Intentar comprender y validar las emociones por las que el niño está pasando, no negarlas, sino darles un espacio y acompañarlas, haciéndole explícito que tiene todo el derecho del mundo a sentirse como se siente y que no hay nada de malo en ello, está bien.

Por otro lado, también podemos ayudarle a través de juegos y cuentos diferentes formas de expresar las emociones y cómo estas funcionan, para que él pueda ir comprendiéndose cada vez más. Con todo ello, estaremos demostrándole que le queremos y le aceptamos tal y como es, y es que sentir que nos aceptan de manera incondicional es algo que todos necesitamos y buscamos de una manera u otra.