Hoy me gustaría hablaros de un libro que ha llegado a mis manos “Tormenta Cerebral. El poder y el propósito del cerebro adolescente”, de Daniel J. Siegel, un médico psiquiatra que ha dedicado gran parte de su vida a la infancia y la adolescencia.

Estamos acostumbrados a escuchar que la adolescencia es un periodo de inmadurez, que cada vez los niños entran antes en la edad del pavo, que a ver si se les pasa, que no hay quien los aguante…en definitiva, que solemos valorar esta etapa como algo negativo por lo que hay que pasar pero que cuanto antes, mejor.

Pues bien, Siegel, lo primero que nos aporta es que esta etapa es sumamente importante, ya que determinará en gran medida los adultos que vamos a llegar a ser. De hecho, afirma que al igual que pasa en los primeros años de vida, en la adolescencia se produce una gran revolución cerebral. Gracias a este periodo, nuestra mente crea nuevas formas de pensar, razonar, recordar, tomar decisiones y relacionarnos con los demás. ¡Estamos ante una etapa de nuevas posibilidades!

adolescenciaAdemás, los adolescentes tienen una curiosidad y un nivel de creatividad floreciente e intenso en dicha etapa, lo que se traduce en una mayor conciencia social y la capacidad de aportar soluciones novedosas y diferentes. ¡Pudiendo contribuir al bienestar de tod@s!

También es verdad que la adolescencia se caracteriza por emociones intensas que en ocasiones son difíciles de manejar, pero son precisamente esas emociones intensas lo que les aporta una mayor vitalidad. Nosotros, como adultos cercanos o padres, somos los que tenemos que servir de guía o de apoyo para poder transitar dichas emociones y para ello, necesitan de nuestro más profundo respeto y aceptación (tanto de sus emociones, como de las nuestras).

No necesitan independizarse de los adultos que les rodean, necesitan INTERDEPENDENCIA. No necesitan que les dejemos solos en el camino o que todo lo hagan ellos por sí mismos, necesitan “alejarse” un poco de los padres para apoyarse más en sus amigos, para probar otras maneras de dar y recibir cariño, pero siempre con el apoyo y la seguridad de los padres.

Con todo ello, espero haberos sabido transmitir una idea un tanto diferente de esta etapa por la que atraviesan los niñ@s de 12 a 24 años, la adolescencia.