El diagnóstico de una enfermedad amenazante para la vida, como es el cáncer, es una situación que pone patas arriba a toda la familia. Situación que se ve acentuada además, si la enfermedad está en un estadio avanzado. En todo este mare magnum, una de las preguntas más frecuentes es ¿Cómo se lo digo a mis hijos?, sobre todo si estos son pequeños.

Pues bien, los laboratorios Novartis y la Federación Española de Cáncer de Mama (fecma) han ideado un libro dirigido a niños de 4 a 7 cancer-mamaaños con la idea de poder acercar el cáncer de mama metastásico a los más pequeños. Este libro, llamado “El álbum de mamá” y cuyo contenido y lenguaje está adaptado al público infantil, puede leerse de una vez o por etapas. En él, se cuenta la historia de Mateo, un niño al que le regalan un caballito de madera llamado Veloz en su cumpleaños. A partir de ese momento, Veloz se convierte en su mejor amigo.

Es Veloz también el que ayuda a Mateo a esclarecer sus dudas y a encontrar opciones que le permitan participar en el cuidado de su mamá y seguir divirtiéndose con ella, independientemente de los efectos secundarios de los tratamientos. Finalmente, Mateo cuenta con un álbum donde su mamá ponía las fotos con los momentos más felices de toda la familia y él puede continuarlo con la cámara de fotos de mamá.

Gracias a este tipo de iniciativas, los padres pueden contar con recursos que les ayuden a iniciar conversaciones difíciles, no sólo para los niños sino también para los adultos, ya que muchas veces no conocemos el punto de vista del niño, ni sabemos con qué tipo de lenguaje hablarle.

Para un niño es muy importante sentirse querido y parte de la familia, independientemente de los momentos por los que esté pasando ésta. Hacerle partícipe del cuidado de la persona enferma, sea quien sea, y explicarle qué va sucediendo (siempre adaptado a su nivel de desarrollo y a sus necesidades), le ayuda a afrontar y adaptarse a los cambios con mayor facilidad.

Desde aquí me gustaría dar difusión a este tipo de recursos, ya que promueven una vez más, que a los niños hay que decirles la verdad y que una comunicación clara y abierta es la mejor forma de protegerlos y cuidarlos. También me gustaría agradecer a Fecma, el haberme hecho llegar el libro de manera desinteresada con tanta rapidez y la atención cálida que me han dado.