La separación o el divorcio constituyen un momento de crisis, no sólo para la pareja, sino también para los hijos. Los padres son la base de seguridad y confianza para el crecimiento de los hijos, por ello es importante que a lo largo del proceso de separación, éstos sigan teniendo clara esta base. El problema que surge comúnmente es ¿cómo lo hacemos?
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La separación siempre significa daño emocional para toda la familia, por ello es fundamental que en estos momentos tan duros, los padres dejen a un lado sus sentimientos hacia el otro cónyuge y traten de tomar decisiones en pro hacia el bienestar de sus hijos. Para ello, lo primero que deben de transmitir a sus hijos es que el amor hacia ellos no cambiará, “mamá y papá ya no se quieren, pero a vosotros os seguimos queriendo igual y eso no va a cambiar”. Es fundamental que le transmitan el mensaje en un momento de calma y tranquilidad ambos miembros de la pareja, para que ellos puedan preguntar sus dudas y que estas puedan ser contestadas con sinceridad y acordes con la edad de los pequeños.
Otro aspecto fundamental es mantener el respeto hacia su ex pareja, es decir, ni insulten, ni hablen con ironía o rabia del otro cónyuge o permitan que sus hijos oigan conversaciones de este tipo. Los niños necesitan a ambos padres y por este motivo necesitan tener una visión positiva de ambos. Si el ex cónyuge hace algo que dañe emocionalmente a sus hijos, como por ejemplo, no felicitarle en su cumpleaños, basta con transmitirle al niño que “no entiendo por qué se comportó así tu papá/mamá, comprendo que estés triste”. De esta manera acogemos los sentimientos desagradables de nuestros hijos y seguimos respetando a nuestra ex pareja.
También es importante que intentemos no hacer “alianzas” con nuestros hijos, mandándoles o preguntándoles sobre si su padre/madre hace tal cosa o va con alguien, o diciéndole frases del tipo “no le digas/no le cuentes a tu padre/madre que hicimos o estuvimos en tal sitio”. Este tipo de mensajes solo crea confusión y sentimientos de culpa en los hijos, ya que no les permite amar libremente a ambos padres. Siente que si quiere a uno, traiciona al otro, o que si está contento con uno, tiene que estar enfadado con el otro.
Cabe destacar, que en esta situación lo que más le preocupa al niño es que su rutina y su vida cotidiana permanezcan los menos cambios posibles, para ello, es bueno informarles de cómo serán las visitas con el otro padre/madre, qué día de la semana se irán y cuando volverán, y que duración tendrán estas visitas.
Es verdad que llevar a la práctica estos consejos resulta realmente difícil, sobre todo en algunos casos, pero el poder seguir estas recomendaciones aportará grandes beneficios a la salud y el bienestar de nuestros pequeños.