La adolescencia es una etapa del ciclo vital muy importante en nuestras vidas, de hecho, algunos autores afirman que en esta etapa, al igual que en el primer año de vida, se produce una gran revolución neuronal y plasticidad del Sistema Nervioso. Y la verdad es que la adolescencia es una época de grandes cambios.

Solemos notar que los chicos y chicas entran en la adolescencia por los cambios fisiológicos que se producen en ellos, el problema es que comúnmente este desarrollo fisiológico no va en consonancia con la madurez afectiva necesaria para asumir dichos cambios. A ello debemos unirle que en la sociedad actual, los chicos y chicas entran “de golpe” en esta nueva etapa, debido a los numerosos estímulos erotizados y sexualizados existentes.

Por otro lado, tienen a su disposición una cantidad ingente de conocimientos sobre infinidad de ámbitos, y dichos conocimientos pueden ser contradichos por otras teorías provenientes de una misma fuente, como puede ser internet. Todo ello, convierte la información recibida en relativa, al igual que los valores que pueden integrar y sus posibilidades de proyecto de vida. Esto fomenta que puedan sentirse «perdidos», ya que con tanta relatividad parece que «todo vale».

adolescencia-cambiosAdemás, un adolescente ha de hacer frente a numerosas tareas en esta etapa, como son asumir una nueva imagen corporal, su sexualidad y su orientación sexual, definirse a sí mismo como persona, definir con qué o quienes quiere comprometerse emocionalmente…Todo ello, sin olvidar su gran revuelo emocional, ya que en esta etapa las emociones son terriblemente intensas, inestables y cambiantes, pero con las mismas sutilezas y detalles con las que las vive un adulto.

Por todo lo expuesto anteriormente, necesitan muchos momentos de reflexión e intimidad, necesitan mirar dentro de ellos mismos para organizarse, para saber dónde están y dónde quieren llegar, para conocer cuáles son sus valores y qué quieren hacer con su vida. Es en este camino de reflexión donde necesitan encontrarse por oposición a sus mayores, necesitan cuestionar las normas y los valores recibidos para construir los propios. Normalmente, en este punto se producen numerosas discusiones entre padres e hijos, ya que los hijos suelen ser poco críticos con sus amigos pero muy críticos con sus padres. Ello se debe a que el apoyo emocional de sus compañeros se convierte en fundamental, la integración social en estos momentos es una de las tareas más complicadas del proceso. Además, debemos tener en cuenta que normalmente suelen cuestionar la “forma” de las normas y los valores parentales, no el “contenido”.

Si pensamos en nosotros mismos y tratamos de responder las preguntas básicas del ser humano ¿quién soy? ¿de dónde vengo? Y ¿a dónde voy? Ya es suficientemente difícil de contestar, pues añadirle ahora la intensidad emocional que vive el adolescente, los cambios físicos que sufre, la construcción de una nueva autoestima, la importancia de los iguales y de encontrarnos a nosotros mismos, y os podréis hacer una idea de lo complicado que puede llegar a ser.

El adolescente se encuentra ante una sociedad que les otorga los derechos de los niños, pero les exige como a los adultos, queremos que sepan qué carrera quieren estudiar pero no les dejamos opinar sobre su posible cambio de colegio, por ejemplo, lo que les sitúa en una tesitura contradictoria.

Pero no todo iban a ser complicaciones, en la adolescencia los chicos y chicas son más auténticos que nunca, en el sentido de que poseen una gran confianza en el poder de la justicia y la solidaridad. Confían en la posibilidad de poder cambiar el mundo si todos pusiésemos nuestro pequeño granito de arena…y lo ponen! Además, muchas veces nos recuerdan el valor de la verdadera amistad y de la solidaridad.

Por lo tanto, ¿por qué no ayudarles a identificar sus emociones y escucharles, en vez de echarles la charla y etiquetarlos? ¿nos podrán enseñar algo?