Con motivo del “Día Europeo contra la Depresión” (que se celebrará el 6 de Octubre) y el “Día Mundial de la Salud Mental” (que se celebrará el día 10 del presente mes), nos gustaría dedicar este espacio a la Depresión, ya que además, este año, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha decidido dedicar el día 10 a dicha problemática que afecta a 350 millones de personas a nivel mundial.

Se entiende por depresión una enfermedad mental que cursa con estado de animo bajo, pérdida de interés o placer, energía disminuida, sentimientos de culpa o baja autoestima, alteraciones del sueño o el apetito y mala concentración. Dichos síntomas han de perdurar en el tiempo y producir un malestar significativo en la vida de la persona.

Los últimos datos aportados por la OMS, permiten afirmar que los trastornos depresivos suelen iniciarse a una edad temprana, llegando a convertirse en una problemática recurrente en la vida de la persona, lo que contribuye a una disminución de su capacidad funcional. En otras palabras, los trastornos depresivos disminuyen la calidad de vida de las personas que lo padecen debido a las enormes interferencias que dicho trastorno causa en sus actividades diarias, lo que lleva asociado un nivel elevado de malestar. Ello hace que los trastornos depresivos se sitúen en los primeros lugares como enfermedad incapacitante.

depresionPero no todas las depresiones son iguales en todas las personas, de hecho, existen diferentes tipos, como son el episodio depresivo (que puede ser a su vez leve, moderado o grave) y el trastorno afectivo bipolar.

La buena noticia es que dicho trastorno puede ser diagnosticado y tratado de diferentes formas. La OMS ha delineado una Guía de Intervención específica en la que señalan que la mejor opción de tratamiento consiste en apoyo psicosocial combinado con medicación antidepresiva y psicoterapia (cognitivo-conductual, interpersonal o enfocada a la solución de problemas). También destacan que el uso de medicación antidepresiva es útil para depresiones moderadas o graves, pero que no constituyen la primera línea de tratamiento en depresiones leves o síntomas depresivos.

Pero, ¿qué hace que unas personas se depriman y otras no? La respuesta a esta pregunta no es nada fácil, de hecho, intervienen numerosos factores, pero no por ello nos gustaría dejar de señalar algunos de los factores de riesgo que conocemos:

  • Género: la depresión es dos o tres veces más común en las mujeres.
  • Desventajas socioeconómicas.
  • Genética: se tienen dos o tres veces más probabilidades de padecer depresión en algún momento de la vida, si algún miembro de nuestra familia inmediata la ha padecido.
  • Exponerse a la violencia.
  • Estado civil: ser separado o soltero aumenta las probabilidades de padecer depresión en el caso de los hombres.
  • Padecer otras enfermedades crónicas.

Pero entonces si existen opciones y afecta a muchas personas ¿por qué no siempre se accede a las posibles soluciones? La OMS realizó un estudio recientemente sobre lo que denominó las “brechas terapéuticas” en la atención en salud mental y descubrió que el 50% de las personas con depresión no estaban recibiendo tratamiento y además, que cuando se recibe tratamiento, en ocasiones, es inadecuado. Por otro lado, las últimas investigaciones sobre el tema afirman que sólo el 14% de las personas que padecen depresión buscan tratamiento en el primer año tras su inicio.

Es terriblemente difícil convivir con una depresión, especialmente si es crónica o recurrente, ello puede resultar agotador haciéndonos sentir vulnerables, sobrepasados e indefensos. La depresión puede hacer inalcanzable el paso más simple. Reconocer este hecho y los pensamientos negativos que conllevan es el primer paso hacia la recuperación. Es fundamental que las personas que padecen dicha problemática puedan aprender a cuidarse a sí mismos durante el tratamiento, aunque en un inicio sea uno de los objetivos más difíciles de conseguir.

La depresión es un trastorno muy frecuente hoy en día, que nos afecta a todos y que a diferencia de otros problemas, las soluciones están al alcance de la mano. Me gustaría llamar la atención tanto de las personas que por desgracia están sufriendo esos síntomas y la de las personas que les rodean, ya que con esfuerzo y un trabajo conjunto se puede encontrar la salida y volver a disfrutar de la vida.