Con enero, la mayoría de nosotros ha empezado con fuerzas nuevos hábitos y propósitos, nuevos objetivos, de los cuales, alguno se quedarán y otros se irán. De hecho, lo más probables es que se vayan casi todos y que permanezcan uno o dos con suerte.

Algunos pensareis que estoy siendo muy pesimista y derrotista pero la verdad es que no estamos teniendo en cuenta la fuerza de nuestras viejas costumbres. A la hora de plantearnos cambios, solemos hacerlo de manera ideal y muy abstracta (algo que no ayuda mucho), como por ejemplo, comer más sano, hacer más ejercicio, no estresarse tanto, pasar más tiempo con la familia y no en el trabajo… pero ¿cómo se materializan esas cosas? ¿cómo se lleva esto a la vida real? Y lo más importante ¿qué hacemos con nuestras viejas costumbres?

Nuestras viejas costumbres cumplen una función, fueron creadas conscientes o inconscientementes para disfrutarayudarnos a sobrellevar una determinada situación que nos acontecía. Por ejemplo, ante un aumento de trabajo, nuestro sistema se preparó para hacerle frente a través de la llamada respuesta de estrés o ante una situación familiar un tanto incómoda, el trabajo nos sirvió como guarida. Estas costumbres fueron eficaces a corto plazo, es decir, nos aportaron ventajas en su momento por lo que se guardaron en nuestro cerebro como una posible respuesta satisfactoria. De ahí que tengan tanta fuerza y sea difícil removerlas.

¿Cuál es el problema de las viejas costumbres? Que a largo plazo pueden entorpecer nuestro camino, ya que se convierten en automáticos difíciles de identificar y por lo tanto de modificar. Y aquí es donde entramos en una lucha con nosotros mismos.

Todo proceso de cambio conlleva sus idas y venidas, ya que el camino nunca es lineal pero ¿y si intentáramos introducir pequeños cambios que nos aportaran bienestar? Cambios simples, fáciles de colocar en nuestra vida diaria…disfrutar de una taza de té calentita, ir a yoga o meditar un par de veces al mes, acostarnos diez minutos antes para descansar mejor…¿Qué pasaría? ¡Os invito a probar!