Actualmente no paran de hablarnos de términos como la “educación emocional” y la “inteligencia emocional”, y lo necesaria que son ambas para la vida tanto de nuestros hijos como de nosotros mismos. Pero, ¿y eso cómo padres, cómo lo hacemos?

Muchos de nosotros hemos crecido bajo el paradigma educativo de la represión de emociones negativas, es decir, a lo largo de nuestra infancia hemos escuchado frases del tipo “no llores, así no se consigue nada” o “no sé por qué te enfadas si es una tontería”. No había tiempo ni para explicarnos que era eso de las emociones ni qué hacer con ellas. Por este motivo, entre otros, puede resultarnos difícil hablar de las emociones y de la utilidad de éstas con nuestros hijos.

inteligencia-emocional-ninosPara comenzar esta tarea, lo primero que necesitamos es ayudar a nuestros hijos a identificar esos sentimientos, sin juzgarlos como positivos o negativos, ya que todos son útiles. Para facilitaros esta tarea nos gustaría recomendaros dos libros: “Coco y Tula ¡Sentimientos!” y “¿Qué son los sentimientos?”.

El primero de ellos, “Coco y Tula ¡Sentimientos!”, de la editorial Combel, es un libro sobre las emociones dirigido a los más pequeños. Explica las emociones más básicas como son la alegría y la tristeza, el cariño y el enfado o el miedo y la vergüenza a través de un lenguaje sencillo y dibujos con los que el niño se puede identificar. Este libro va acompañado además, de una ruleta con la que el niño puede identificar cómo se siente y de un rotulador con el que puede pintar su estado de ánimo en la hoja dedicada a ello. Es importante resaltar que dicho libro ya explica a los más pequeños cómo nuestros sentimientos pueden cambiar de un momento a otro, porque como todos sabemos, son contagiosos. Es un libro muy ameno que permite ayudar a los niños a comprender qué son las emociones, cómo identificarlas, y lo más importante, qué podemos hacer con ellas.

El segundo, “¿Qué son los sentimientos?”, de la editorial Edebé es un libro para niños más mayores, a partir de siete años aproximadamente. Este libro me ha gustado especialmente porque no da respuestas dicotómicas, de sí y no, sino que ayuda a los niños y no tan niños a reflexionar sobre los sentimientos. Todo ello a través de preguntas y monigotes muy sencillos pero ilustrativos. Aborda sentimientos como el amor incondicional de nuestros padres, los celos, el conflicto con las personas que queremos, la amistad y la timidez, y las situaciones en las que estos sentimientos pueden contribuir a sentirnos mejor o no tan bien.

Con este tipo de libros se nos abren diferentes oportunidades para establecer una conversación amena y cercana con nuestros hijos, en las que no sólo ellos aprenden y descubren cosas, sino también nosotros.

Por todo lo expuesto anteriormente, os invito a buscar esas oportunidades y ratitos este verano, donde tenemos quizás más disponibilidad de tiempo para jugar, reír, saltar, correr, hablar y escuchar a nuestros hijos.