Por todos es sabido que en primavera y verano estamos más alegres, de mejor humor, nos apetece más salir y estar con amigos e incluso aumenta nuestro apetito sexual y nuestras ganas de explorar e innovar. Pero, ¿por qué?
La luz tiene una relación directa y notoria con nuestro cerebro emocional, el más antiguo, el que primero se forma en el desarrollo humano. Recibimos la luz a través de nuestros ojos y esa información pasa inmediatamente al hipotálamo, una pieza clave de dicho cerebro emocional, ya que regula las hormonas de nuestro organismo. Por este motivo, la luz influye en nuestro apetito, en el sueño, en nuestro metabolismo, en la libido, etc.
estres-sueñoCuando viajamos en avión y sufrimos el “jet lag” es porque nuestros ritmos biológicos internos tienen su propio ritmo, de acuerdo a la exposición solar de su país de origen. Por ello nos sentimos cansados, dormimos peor y con el estómago “extraño” unos días después de haber aterrizado.
En resumen, podríamos decir que las modificaciones de la luz solar las percibimos notablemente en lo que respecta a los ciclos de sueño-vigilia y nuestro estado de animo.

 

En este sentido, para promover que las fases del sueño se completen y nos despertemos realmente descansados, así como para prevenir los síntomas de las “depresiones estacionales” se ha ideado un simulador artificial del amanecer. Este simulador consiste en un aparato que como su nombre indica, emula la luz natural de un amanecer, luz a la cual están preparados nuestros ojos y nuestro cerebro biológicamente. De hecho, incluso con los ojos cerrados somos sensibles a esta luz. Si por ejemplo nos quisiéramos levantar a las 7.00h de la mañana, este aparato que se conecta a nuestra lámpara de mesilla, comenzaría a las 6.15h a simular la luz del amanecer.
Cuando la luz comienza suavemente, nuestros ojos la perciben y le mandan el mensaje al hipotálamo de que es necesario ir saliendo del sueño, por lo que éste no se verá interrumpido por los molestos “pipipipipipi” de nuestro despertador (que a más de uno seguro que casi se le sale el alma) y el despertar será natural y suave, sin sobresaltos. El hipotálamo comenzará a segregar cortisol para ponernos en marcha y la temperatura corporal irá progresivamente en aumento. Pero ¿qué pasa si no me despierto? Estos simuladores cuentan con un botón de alarma que se activa en caso de que la simulación del amanecer no resulte eficaz.
Con todo ello, ¿por qué no utilizar aparatos que respeten nuestros ritmos biológicos y así, además de disfrutar sobre sus beneficios en el humor y en el sueño, liberarnos del estrés diario al que nos sometemos?